lunes, 25 de abril de 2011
Music is a beautiful fucking thing to listen to.
Diez minutos antes de empezar la encontré en mi camerino, con una sobredosis. Quise ir con ella al hospital, pero el productor se negó, tenía que salir ahí, a enfrentarme a miles de personas. Tuve que salir y cantar a duras penas. Cuando terminó el concierto me dijeron que había muerto.
Ella tenía razón, ese no fue el último concierto del grupo, un mes después le hicimos un homenaje en la sala que ella nos consiguió para nuestro primer concierto...
- ¿Y por qué decidiste seguir con la música?
- Básicamente, fue mi salvación. La única que no me falló. En aquellos días todo era confusión, estaba muy perdido, me pasaba el día drogado y alcoholizado para intentar olvidar. Pero, llegó un punto en el que tuve que tomar una decisión, no elegí el camino fácil, pero sí el que, a día de hoy, me ha dado más alegrías.
Me pasé encerrado en casa meses y meses, volcando todos mis sentimientos, toda mi frustración y todos mis miedos en cada canción, en cada acorde de guitarra. Y eso es lo que tenéis ahora en vuestras manos, ese disco fue el resultado. En cierto modo, ella me ayudó a componer cada letra, pensaba en ella todo el tiempo, me la imaginaba sentada a mi lado, corrigiéndome siempre, como solía hacer. Posiblemente cuando lleguéis a vuestra casa lo escucharéis tranquilamente, y seguramente os sentiréis identificados con algunas de las canciones, por algo la música es el lenguaje de los sentimientos.
miércoles, 20 de abril de 2011
Puedo presumir de poco porque todo lo que toco se rompe...
martes, 19 de abril de 2011
¿Quién te ha salvado de mis precipicios?
Ella todavía seguía preguntándose porque había acudido a la cita, miró el reloj, él llegaba tarde, como siempre. Volvió a meter las manos en los bolsillos, empezó a moverse, le gustaba el frío pero hasta cierto punto. Era de noche, y apenas se veía nada, salvo por una farola que parpadeaba levemente, así que Duna se llevó un susto de muerte cuando la silueta de Martín apareció, de repente, a su lado.
- ¡Joder! - dijo ella, dejando ver que eso iba a ser lo más amable que iba a decir.
- Hola a ti también... - contestó él. Ella no dijo nada más, se leía claramente la decepción en su mirada. - ¿Qué tal todo?
- ¿Qué tal todo? - Duna parecía realmente enfadada, o más bien parecía que lleva tragando demasiada tristeza durante demasiado tiempo. - Llevó un año sin saber nada de ti y me dices que qué tal todo... Pues todo de lujo, de puta madre, nunca fueron mejor. Gracias a ti me he dado cuenta de que nadie es imprescindible para nadie en esta vida, así que creo que he aprendido una de las lecciones más útiles de mi vida. Gracias a ti, ya no me fío de nadie, ya no confío mi vida a nadie, y ya no doy todo por nadie. ¿Y tú? Dime, ¿qué tal todo?
- Ya veo que sigues con tu misma ironía - Martín ni siquiera levantaba la mirada del suelo. - Yo... - deseaba decirle cuanto lo sentía, que se había equivocado, que quizá había cometido el error más grande de su vida, que la quería, que la ha echado de menos todos y cada uno de los 365 días, que la quiere, que fue un estúpido, no estúpido no, gilipollas por todo lo que hizo, un cabrón de la cabeza a los pies por haberse alejado así, por haber desaparecido sin más, por haberle hecho sufrir de aquella manera, por... - Yo bien, ya sabes, con mis proyectos y mis historias. - Fue lo único que murmuró.
- En fin, esto ha sido una tontería. Pensé que tu desesperación por verme vendría acompañado de palabras mejores que esas. No tenía que haber venido...
Duna echó a andar, pero cuando pasó por su lado él la agarró del brazo, sin llegar a hacerle daño, con el suficiente cariño para que ella se parara. Martín levantó la cabeza, por fin, la miró a los ojos, a aquellos ojos negros, profundos, que parecía que siempre te estaban ocultando algo. Estaban a escasos centímetros el uno del otro, Duna había olvidado el frío que sentía, su corazón iba a mil por hora, estaba incluso sonrojada, y no sabía del todo la razón. Fue un minuto, que se hizo eterno para los dos, al final él la soltó, y ella salió corriendo. Martín se quedó allí, parado, con la vista nublada a causa de las lágrimas que acudían en tropel a sus ojos. Se dejó caer al suelo, solo y desamparado.
domingo, 17 de abril de 2011
But it's just another one of those day...

martes, 12 de abril de 2011
A little piece of heaven...
Empezó a sentir algo húmedo extendiéndose por su cara, a la vez que le hacía cosquillas. Abrió poco a poco los ojos:
-Oh Pinkly…para… me estás llenando de babas, asqueroso. – dijo mientras se estiraba, y miraba a su alrededor. Su mirada se paró en el hombre que tenía al lado, se acurrucó más a su lado, mirándole fijamente, acariciándole, primero el pelo, luego su perfecta nariz, y por último sus pómulos llenos de pecas.
De repente, él hizo un amago de mordisco, mientras se desperezaba y dijo:
-¡Buenos días, jodida princesa!
Ella río, la verdad es que todavía seguía en la nube de estar viviendo todo aquel sueño, porque, al fin y al cabo, eso es lo que había sido Brian para ella, un sueño, hasta hace unos meses, cuando el sueño dio paso a una bonita realidad.
Brian la abrazó y se puso encima de ella dulcemente, mientras empezaba a besarla, empezando por la boca y descendiendo por el cuello.
-Me encanta despertar así. – dijo ella.
-Y a mí cariño, lamentablemente hoy no tengo tiempo para más. – ahora simplemente se agarraban de las manos.
-Oh, Synyster fucking Gates, ¿a qué féminas te toca revolucionar hoy?
-Aquí al lado en Seattle. ¿Estás segura de que no quieres venir?
-Sí, además tengo que terminar cuanto antes un artículo que tengo entre manos y enviarlo a España, así que… - Un timbrazo les hizo levantarse al fin, ambos sin ninguna gana.
-Me apuesto lo que quieras a que es Zacky – sugirió Brian, mientras salía de la habitación.
Laura se puso la primera cosa que pilló, una de las típicas camisetas sin mangas que siempre lucía Brian, y baja a desayunar con ellos.
-¡Ey, Laura! Veo que habéis tenido una gran noche… - sugirió Zacky mirándolos con cara picarona, mientras empezaba a zampar bollos. Zacky y su sutil manera de dejar caer las cosas.
-¡Ey, señor V! Veo que en tu casa no te dan de comer. – dijo Laura mientras se preparaba una enorme taza de café.
-Si buscabas una manera sutil de decirme que deje de comerme tu desayuno esa no lo era. – replicó Zacky, con la boca llena por supuesto. Ambos se empezaron a reír.
-¡Ey, chicos! ¿Os acordáis de mí? Estupendo amigo – dijo Brian mirando a Zacky – y mejor amante. – ahora dirigiéndose a Laura.
-¡Bah! Laura, ¿quieres ver mi nuevo tatuaje? – dijo Zacky, ignorando por completo a Brian, mientras se levantaba la camiseta dejando ver una especie de mujer/monstruo de colores.
-Puag… Es horrendo Zacky…
-Es que tú no sabes apreciar la belleza Laura, por eso estás con Syn y no conmigo. – bromeó.
-¡Que os jodan! – dijo Brian. – Vámonos Zacky, Matt debe estar como loco.
-Matt siempre está como loco. – replicó Zacky.
Brian se acercó a Laura, le dio un beso rápido, como si fueran a hacerlo a diario el resto de sus vidas.
-Hasta mañana cariño – le susurró tierno al oído- ¡Y llévate a pasear a Pinkly si no quieres pasarte la mañana recogiendo mierda de la alfombra! – añadió mientras se marchaba
-¡Adiós Laura, que tengas un buen día! – se despidió Zacky. – Es una pena que no vengas.
-Adiós chicos, que se os de bien ese concierto, y ¡divertiros! – dijo Laura con una gran sonrisa.
Laura oyó la puerta cerrarse, el coche de Zacky arrancar, se quedó allí parada hasta que el sonido de la música a todo volumen sólo fue un leve rumor que traía el viento.
Subió a la habitación, se puso unos vaqueros, unas deportivas y se fue a dar una vuelta, con la única compañía de un mini perro, en aquella ciudad a la que nadie la ataba, sólo un hombre, el hombre por el cual lo dejaría todo. Y aunque él todavía no se lo había pedido, ni se lo pediría nunca, sabía que iba a tener que tomar una decisión, no podía vivir a caballo entre España y California el resto de su vida, no podía y no quería. Ni siquiera sabía si estaba preparada para entrar de lleno en la vida de Brian, en su vida de nómada, de vivir de aquí para allá, por y para la música. Por suerte, el sonido del móvil la sacó de sus pensamientos, un mensaje, era de él.
Increíble, Brian siempre sabía decir las palabras adecuadas, en el momento adecuado, pero ahora parecía que su conexión era más fuerte de lo que pensaba.
Sin quererlo, su mente voló al momento en que se conocieron. Lo recordaba perfectamente. 24 de junio de 2011, por esa época, ella era una groupie más, aquel día iba a asistir a su primer concierto de Avenged Sevenfold. Como fiel seguidora, se tragó horas y horas de cola, para conseguir aquellos sitios perfectos en primera fila, el día parecía que no podía mejorar, pero M. Shadows, decidió hacer su habitual numerito de sacar a cantar a alguien del público y llevárselo después al backstage, Laura fue la elegida. Pero no, ella decidió cederle ese honor a su amiga Elena, amiga gracias a la cual los había empezado a escuchar, a sentir, a prácticamente, adorar.
Elena, no sabía cómo agradecerle a aquello, así que después de tocar, besar, abrazar a Syn, y a toda la banda, les dijo lo que Laura había hecho. La respuesta de Matt fue inmediata: “danos su número, la llamaremos”. Elena, no sabía muy bien si lo iban a hacer de verdad o no, así que prefirió no decirle nada a Laura para que no se decepcionara.
Un par de días después, el móvil de Laura comenzó a sonar. Ella no conocía de nada aquel número, pero era demasiado curiosa para no cogerlo, menos mal. Era Matt, que acabó diciéndola que la próxima vez que pasarán por España, estaba completamente invitada al concierto, y a estar con ellos. “Genial – pensó Laura- sólo tendría que esperar un par de años hasta que regresarán…” Bueno, al menos había hablado con él un largo rato.
Unas semanas después, aquel número volvió a llamarla, pero esta vez no era Matt, era Brian, borracho, diciendo que le había quitado el móvil a Shadows, y que estaba llamando a gente al azar. Laura estaba alucinando, pero no le dio más importancia, ya que al día siguiente Brian ni se acordaría. Error. A la mañana siguiente, le llamó un número distinto, era de nuevo Brian, desde su propio móvil, disculpándose. Una cosa llevó a la otra y estuvieron hablando prácticamente toda la mañana. Resultó que estaban en Francia, volvían a casa esa misma tarde. Pero Brian no volvió, se fue a Madrid, a conocer a aquella chica.
Laura sintió que alguien la sacaba de nuevo de sus pensamientos, de sus recuerdos, una chica de no más de 15 años estaba jugando con Pinkly, pero lo que más le impactó a Laura es que le estaba llamando Pinkly. ¿Cómo podía reconocer todo el mundo a ese perro? La chica levantó la vista, con cierta timidez y le dijo:
-Oye…Tú…tú eres la novia de Syn, ¿no? ¿Laura? – Laura se quedó más alucinada, era la primera vez que una desconocida le hacía esto.
-Eh… Sí, soy yo – reconoció. La chica se abalanzó sobre ella, dándole un fuerte abrazo.
-Te adoro – dijo, y sin más se fue corriendo. Laura juraría que estaba casi llorando. Jamás se había tenido que enfrentar a algo así. ¿Cuántas veces había sido ella aquella chica? La chica a la que no le importaba hacer horas y horas de cola, en cualquier sitio, para cualquier cosa, solo para ver durante un momento a algún artista. Esa chica había sido ella, y ahora era la novia de uno del otro lado. Esto sólo complicaba un poco más su decisión. Cogió a Pinkly, acordándose de los buenos momentos que le había dado ese perro y su dueño, a través de una mísera pantalla de ordenador. Y se fue a casa, a vivir un día en la vida de Brian, sin Brian, a aclararse, a decidir de una vez por todas, si realmente estaba dispuesta a vivir esa vida.

sábado, 9 de abril de 2011
Once again...
Sin embargo, ahora sabía que eso iba a ser imposible, el sonido de aquel silbido fue introduciéndose poco a poco en su cabeza. ¿Lo estaba imaginando? Puso más atención, y supo que era real, aquel silbido no podía ser de otra persona, aquel silbido provenía de aquel vagón de alguien sentado un poco más atrás que ella. Intentó ignorarlo, pero no pudo, cerro fuerte los ojos deseando que aquellas canciones tarareadas desapareciesen de su mente, pero fue inútil, poco a poco fue hundiéndose en un mar de recuerdos…
Aquel primer encuentro, era tan parecido a ese momento. Los dos compartían el mismo autobús cada mañana, se miraban y se sonreían, pero ninguno se atrevía a dar el primer paso, la canción Can’t take my eyes off you empezó a salir del móvil de Summer, ella estaba tan inmersa en el libro que estaba leyendo en aquel momento que ni se inmutó, pero de repente empezó a escuchar a aquel chico silbando la misma canción, levantó la vista y vio como él se acercaba lentamente, mientras no dejaba de silbar. Se sentó a su lado y cuando Summer pensó que iba a decir algo increíblemente romántico y seductor, lo que salió de su boca fue:
- Sal de tu mundo y contesta al móvil. – Y siguió silbando.
Ella se sonrojó inmediatamente, terriblemente decepcionada, sacando el móvil con desgana, “Mamá llamando” decía la pantalla, el dedo de Summer se dirigió directo al botón rojo, colgando sin dudar. No hacía ni una hora que se había ido y ya estaba atosigándola. Su mal humor iba creciendo por momentos, enfadada miró a aquel chico con el que llevaba semanas queriendo hablar y le dijo:
- ¿Por qué no me dejas en paz y vuelves a tu sitio?
- Es que, tengo un problema. – contestó él, con una media sonrisa cautivadora – No quedan más asientos libres.
Summer miró a su alrededor, el autobús estaba prácticamente vacío, salvo por un grupillo de niñas escandalosas, un hombre de negocios hablando por el móvil, y una mujer charlando con el conductor. Summer no pudo evitar sonreír. Él extendió su mano:
- Me llamó Luke.
- Summer. – dijo ella estrechándole la mano. - ¿Dónde vas?
- ¿Y tú?
- A la estación de tren, rumbo a Florida.
- Pues ahí es donde yo voy. – dijo él, como si lo acabase de decidir en aquel momento, cosa que seguramente había hecho.
- ¿Y todas las mañanas coges este autobús para ir en tren hasta Florida?
- No – dijo Summer simplemente, no le apetecía darle ninguna explicación.
- Bueno, nos espera un largo día de viaje así que, tú decides: o silencios incómodos, o me cuentas tu vida.
- Bueno, también puedes silbar, ¿no?
- Podría, pero no creo que aguante silbando 20 horas. – Ella sonrió de nuevo.
- ¿A qué parte de Florida vas?
- A la que vayas tú, en realidad no pensaba ir a Florida, sólo me he subido a este autobús pensando que tú estarías en él, no sabía que iba a acabar a 1000 millas de casa, pero bueno, tampoco tengo nada mejor que hacer.
- Estupendo. – dijo Summer, intentando aparentar que no le importaba, cuando en realidad estaba increíblemente impresionada.
Pum. Vuelta a la realidad, todo aquello había acabado. Tenía que asumirlo, no podía estar huyendo toda la vida de estado en estado, de país en país, de continente a continente. Pero ese silbido la seguía a todas partes, ahora era real, sabía que ahora lo era, que venía de alguien, de aquel tren, no era un recuerdo, no era su imaginación. No pudo remediarlo, se dio la vuelta poco a poco, deseando que fuera y a la vez que no fuera Luke.
No era él, estaba decepcionada, pero sentía que habría tenido el mismo sentimiento de haberse encontrado con él. Pero no lo era, era un chico con unos enormes cascos puestos, moviéndose de una manera un tanto ridícula, intentando seguir el ritmo de la música, supuso Summer, y silbando, silbando canciones que Summer no lograba identificar, pero que le despertaban algo infinitamente fuerte en su interior. Esta vez fue ella la que dio el primer paso, se levantó, y se dirigió decida hacía él. Todo lo decidida que puede andar alguien en un tren que no deja de bambolearse. Se sentó a su lado, le quitó un casco de la oreja, y le dijo:
- ¿Podrías dejar de silbar de esa manera tan irritante? – sorprendiéndose a sí misma con su mal humor.
- Oh, lo siento, es que cuando escucho a este grupo me emocionó, pero bueno, ya paro, no sabía que te estuviese molestando, parecías tan perdida en tus pensamientos.
- Eh… Ya… Bueno pues… Gracias, supongo. – Sus mejillas ya estaban ardiendo.
Empezó a dar media vuelta, cuando él le dijo:
- ¡Oye, espera! Por casualidad no te gustará un grupo llamado Avenged Sevenfold ¿no?
Los ojos de Summer se iluminaron irremediablemente, acompañados de una sonrisa inmensa:
- ¿Bromeas? ¡Es uno de mis grupos favoritos! – Y a la vez, uno de los grupos que más le dolía escuchar.
- ¿En serio? Bueno, pues tentando un poco más a la suerte… Me dirijo al concierto que dan pasado mañana en California, y llevo una entrada de sobra. ¿Te interesa?
- ¿Siempre llevas una entrada de sobra?
- Siempre. – contestó él, con toda sinceridad. – Nunca sabes quién se puede cruzar en tu camino.
Summer no tuvo que pensarlo mucho, estaba deseando ir a ese concierto:
- Si vamos a pasar los próximos días juntos será mejor que empecemos por el principio. Me llamo Summer. ¿Y tú?
- Yo no, y eso es todo lo que tienes que saber por ahora.
Aquel chico se lo estaba poniendo difícil, por primera vez alguien le estaba pagando con su misma moneda, y aquel reto Summer no lo pudo resistir. Pensando que hay personas verdaderamente raras en el mundo, y realmente orgullosa de ser ella una de esas personas.

miércoles, 6 de abril de 2011
Hate is a strong word but I really don't like you...
- Sí tienes razón, pero me abandonaste, ¿qué esperabas? ¿Qué me quedase como un perro esperando a que volvieras? ¿Qué me arrastrase a ti una y otra vez? Eso se acabo, tú no me quisiste en su momento, y mucho menos me quieres ahora. Ahora sólo tienes rabia, rabia porque sientes que te he traicionado, pero ¿traicionar a qué? ¿Cómo se puede traicionar algo que no existe? Yo te he querido, te he querido como a nadie, y sí, ahora estoy con ella, pero, en serio te crees que la quiero? No, bueno, al menos ni la mínima parte de lo que te he querido a ti. Pero eso no significa nada para ti, cuantos habrán pasado por tu cama desde que yo no estoy...
- Ninguno…ninguno...porque cada vez que conocía a alguien eras tú el que me lo impedía, porque siempre has sido tú, nunca pude perdonarme por lo que te hice, pero ahora ya es tarde ¿no? Te jodí la vida ¿no? Lo veo en tus ojos, me quieres, pero tu odio hacia mí ha crecido tanto que no puedes ver otra cosa, me odias porque te abandoné, pero te aseguro que no me odias ni una mínima parte de lo que me odio yo a mi misma. Sé que un lo siento es absurdo, pero lo siento…

martes, 5 de abril de 2011
Eres tú, la rabia sucia y rasgada de Kurt Cobain...
Para Boddah:
Hablando como el estúpido con gran experiencia que preferiría ser un charlatán infantil castrado. Esta nota debería ser muy fácil de entender. Todo lo que me enseñaron en los cursos de punk rock que he ido siguiendo a lo largo de los años, desde mi primer contacto con la, digamos, ética de la independencia y la vinculación con mi entorno ha resultado cierto. Ya hace demasiado tiempo que no me emociono ni escuchando, ni creando música, ni tampoco escribiéndola, ni siquiera haciendo rock'n'roll. Me siento increíblemente culpable. Por ejemplo, cuando se apagan las luces antes del concierto y se oyen los gritos del público, a mí no me afectan tal como afectaban a Freddy Mercury, a quien parecía encantarle que el público le amase y adorase.Lo cual admiro y envidio muchísimo. De hecho, no os puedo engañar, a ninguno de vosotros. Simplemente no sería justo ni para mí. Simular que me lo estoy pasando al 100% bien sería el peor crimen que me pudiese imaginar. A veces tengo la sensación de que tendría que fichar antes de subir al escenario. Lo he intentado todo para que eso no ocurriese. (Y sigo intentándolo, créeme Señor, pero no es suficiente).
Soy consciente de que yo, nosotros, hemos influido y gustado a mucha gente. Debo ser uno de aquellos narcisistas que sólo aprecian las cosas cuando ya han ocurrido. Soy demasiado sencillo. Necesito estar un poco anestesiado para recuperar el entusiasmo que tenía cuando era un niño. En nuestras tres últimas giras he apreciado mucho más a todo la gente que he conocido personalmente, que son fans nuestros, pero a pesar de ello no puedo superar la frustración, la culpa y la hipersensibilidad hacia la gente. Sólo hay bien en mí, y pienso que simplemente amo demasiado a la gente. Tanto, que eso me hace sentir jodidamente triste. El típico Piscis triste, sensible, insatisfecho, ¡Dios mío! ¿Por qué no puedo disfrutar? ¡No lo sé! Tengo una mujer divina, llena de ambición y comprensión, y una hija que me recuerda mucho como había sido yo.

Llena de amor y alegría , confía en todo el mundo porque para ella todo el mundo es bueno y cree que no le harán daño. Eso me asusta tanto que casi me inmoviliza. No puedo soportar la idea de que
Frances se convierta en una rockera siniestra, miserable y autodestructiva como en lo que me he convertido yo. Lo tengo todo, todo. Y lo aprecio, pero desde los siete años odio a la gente en general...Sólo porque parece que a la gente le resulta fácil relacionarse y ser comprensiva. ¡Comprensiva! Sólo porque amo y me compadezco demasiado de la gente. Gracias a todos, desde lo más profundo de mi estómago nauseabundo, por vuestras cartas y vuestro interés durante los últimos años. Soy una criatura voluble y lunática. Se me ha acabado la pasión, y recordad que es mejor quemarse que apagarse lentamente. Paz, amor y comprensión. Kurt Cobain.Frances y Courtney, estaré en vuestro altar.
Por favor, Courtney, sigue adelante
por Frances,
por su vida que será mucho más feliz sin mí. Os quiero. ¡Os quiero!
He aquí la carta de suicidio de Kurt Cobain, hoy 5 de abril, 17 años después de su muerte.
Gracias por tu música, por haber sido lo que fuiste. ♥

domingo, 3 de abril de 2011
De este circo que un día montamos...

sábado, 2 de abril de 2011
Show me, don't tell me.

Nos queda al menos lo vivido, y el decir adiós, sólo el decir adiós...